Ensallos de cofrade.

Quién no ha oído a esos elementos tan peculiares antes (y durante mas aún) de semana santa?

Molestos y abominables para unos, pasionales y espiritus nobles para otros, los redobles y marcas adornan las tardes noches del mes de Febrero. Y como no puede ser peor, el tiempo corre contrareloj para estos valientes/dementes de los palos que se quitan horas de ocio para disfrutar de lo que nos llama de esta charanga: tocar en grupo y con animación.

No es tan estresante como han llegado a veces a clamar; se procura ensallar en zonas apartadas o en su defecto cerradas y que no salga demasiada sonoridad. Ahora bien, que toquemos como si la vida nos fuera en ello ya es algo que por cada uno esta fuera de nuestras manos (yo inclusive, que me dejo manos y brazos aporreando sin cesar). Acabas reventado de los ensallos y con ganas de cervecita o de cenar e irte pronto a la cama, pero con buen regusto en la boca.

Conozco gente que odia esta clase de eventos, que no les deja dormir o que son horrendos al oido, pero en su defensa solo resta decir que la hora de ensayos se evita de realizar durante las horas de siesta o sueño nocturno, y que si tan mal les resulta al oido es que no han oido cantar a Tamara :P.

Solo queda evocar ciertas palabras de un compañero de bus que resumidas quedaban como "cuando se carga hacia el enemigo te hinchas de orgullo y valor, mientras que al enemigo lo preocupas".

Aquí queda el consejo de la semana: Oigan los redobles, sientan su valor como persona y carguen contra los obstáculos que saltan en la vida.

Takata-takatá-takatata-takatá!